lunes, 5 de octubre de 2009

Dulce transcurrir de los días

Él me cuida. Hablamos y nos enviamos mensajes, cada día, gracias al cielo, estamos atentos uno del otro. Parecemos novios pero no lo somos y no queremos serlo. Él me cuida y a veces, cuando le apetece, me domina. Golpea la mesa con el puño, dice Basta, Mar , ya te estás columpiando, me da una bofetada. A veces estamos calientes, a veces somos alegremente obscenos. Pero, sobre todo, me cuida.

Aún no somos Amo y kajira y quizás tardemos en volver a serlo. No hay fechas, no hay planes, dejamos que los días transcurran dulcemente. Cada uno recuerda su lugar pero todo transcurre suavemente, volvemos a reconocernos, volvemos a encontrarnos, volvemos a casa. Le tuteo, bromeamos, reímos y cada día nos reconforta el alma.

Tenemos la seguridad de nuestros deseos y nuestras convicciones. Ni por amarle yo, ni por mimarme Él, rebajaremos nuestro compromiso. Ahora me rodea de cuidados, el cálido colchón de su voz, pero eso no me hace más débil, ni tampoco a Él. Al contrario, demuestra día a día que tiene la capacidad de amar, no sólo de dominar, y eso hay muy poca gente que sepa hacerlo.

No hay comentarios: