viernes, 2 de abril de 2010

Azul, el día.

Paseos de mañana y de tarde, con el cielo muy azul. Tan azul.

El sendero era el tiempo presente. El pasado debería reducirse a la dulce cadencia de los bellos recuerdos. El futuro, sin proyecciones.

En el sendero había ranas que croaban como locas, mar azul, niños que ríen, aulagas en flor.

Yo llevaba dos trenzas, un coletero azul y otro blanco.

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